27 de octubre de 2007

IRONÍA SIN TECHO


IRONÍA SIN TECHO 

(Una historia homeless)

Era una tarde muy fría
en una fría ciudad,
tan fría como el cemento,
fría como su humanidad.

Una señora se hallaba
en la esquina pidiendo pan,
a su lado miles pasaban
ignorando su avanzada edad.

Era una "homeless" sin techo,
sin familia, amor ni hogar,
caminaba su vida en la calle
en la plaza o en la terminal.

En los atardeceres temía
no poder pasar una noche más,
es dura la vida de los sin techo,
y nadie los quiere ayudar.

La falta de nutrimientos
le impedía hablar y pensar...
y al rato de estar mareada...
se comenzó a desmayar.

Recién cuando cayó al suelo
la gente la empezó a rodear,
y más de veinte celulares
al 911 empezaron a llamar.

Los que la habían ignorado
la empezaron ahora a auxiliar.
Desesperados hicieron llamados
con sus lap-top y con celular.

Le ofrecieron un vaso de agua,
pero ella nunca iba a contestar.
Ya sin fuerzas cayó en la acera,
su cuerpo quería descansar.

Un médico intentó reanimarla,
y su pulso empezó a tomar,
pero se dio cuenta que nada...
ya nada la podría salvar.

Al rato tres ambulancias
llegaron hasta ese lugar.
Soledad acababa de morir
anémica, enferma, y en soledad.

El frío y el hambre cobraban
¡otra inocente víctima más!
No había tecnología costosa
que devolviera la vida a Soledad.

¡Qué ironía! Ambulancias equipadas
que costaban un enorme dineral,
que a pesar de esmerados intentos
no la pudieron reanimar.

Luego también fue llegando
con la misión de ayudar
el camión de los bomberos,
valuado en cien mil, tal vez más.

Cuando el deceso los médicos
se dispusieron a constatar,
llegó la Policía en dos patrulleros,
que cuestan muchos miles más.

Todo un gran dispositivo
dispuso nuestra sociedad,
miles de dólares invertidos,
que no la pudieron salvar.

¡Qué ironía la de los sin techo!
¿Cuál es su crucial necesidad?
¿No es mejor proveerles alimento,
haciéndoles recuperar su dignidad?

¡Cuanto se gastó en un momento
tratando de salvar a Soledad!
La modernidad llegó tarde.
Ella sólo necesitaba pan.

© Rubén Sada. 27-10-2007.

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